jueves, 17 de noviembre de 2011

trabajo de investigacion

1. DEFINICIÓN DE AUTO-ESTIMA.

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de uno mismo.
La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, no puede menos de afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.), y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.). La expresión de aprecio más sana según Maslow es la que se manifiesta «en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación».
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a la aceptación incondicional del cliente. En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en el siguiente «axioma»: todo ser humano es digno del respeto de los demás
En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a otros—sea del tipo que sea—.
El concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde (psicología humanista, psicoanálisis, ó conductismo). Desde el punto de vista del psicoanálisis, radicalmente opuesto, la autoestima está relacionada con el desarrollo del ego; por otro lado, el conductismo se centra en conceptos tales como «estímulo», «respuesta», «refuerzo», «aprendizaje», con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido.
La autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular. El budismo considera al ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con sentimientos y la nula consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda, «el budismo no es el camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino».
La autoestima es la autovaloración de uno mismo, de la propia personalidad, de las actitudes y de las habilidades, que son los aspectos que constituyen la base de la identidad personal.
La autoestima se construye desde la infancia y depende de la forma de relación con las personas significativas, principalmente los padres.
Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar una alta autoestima, condición que puede influir notablemente en la vida adulta.
Para asegurar un desarrollo psicológico armonioso con alta autoestima los padres deben expresar amor a sus hijos, alentarlos en sus iniciativas individuales, minimizando los errores que podrán ser señalados como experiencia de aprendizaje.
Las expectativas poco realistas sobre las posibilidades de los hijos suelen provocar en ellos el deseo de aprobación y afecto y la necesidad de obtener metas personales que no estén de acuerdo con sus verdaderas aspiraciones individuales y sus reales capacidades, viviendo los fracasos como pérdida de autoestima.
Alfred Adler (1870-1937), psiquiatra austríaco, discípulo disidente de Sigmund Freud por no compartir la importancia que éste le otorgaba a los conflictos sexuales de la infancia; enfatizó desde los inicios de su carrera la relevancia de la relación existente entre el individuo y su medio ambiente.
Los contenidos básicos de su teoría son los conceptos de carácter, el complejo de inferioridad, el conflicto entre la situación real del individuo y sus aspiraciones y el deseo de poder como motivador principal de la conducta.
Un complejo, en lenguaje Psicoanalítico, es el estado psíquico provocado por las representaciones retenidas en el inconsciente por efecto de la censura y que se manifiesta con trastornos en la conducta.
Adler con su teoría de la existencia del complejo de inferioridad pudo explicar ciertas patologías y guiar a sus pacientes emocionalmente perturbados con este trastorno, hacia el camino de la madurez, del sentido común, brindándoles la posibilidad de una inserción social útil.
Según Adler, la baja autoestima impulsa a las personas a esforzarse demasiado para superar la inferioridad que perciben de si mismas y a desarrollar talentos y habilidades como compensación. Él mismo tenía un defecto físico que le afectaba la personalidad y que se supone lo impulsó a elaborar su teoría.
Adler fue fundador de la escuela de Psicología Individual y precursor de la moderna psicoterapia.
La ausencia de autoestima impide la búsqueda del sentido de la vida, produce problemas de identidad y dificultades para conectarse con intereses auténticos.
La baja autoestima es causa de trastornos psicológicos, de neurosis, depresión, problemas psicosomáticos y fallas de carácter, como la timidez, la falta de iniciativa, la anticipación del fracaso, características que impiden el crecimiento.
La falta de confianza en si mismo induce a la necesidad de compararse e identificarse con modelos sociales e impide comprender que cada persona es única y diferente y que lo único comparable es nuestro potencial con respecto a nuestro rendimiento.
El maltrato y el abuso infantil produce pérdida de la autoestima y a su vez los victimarios intentan superar sus propio complejos de inferioridad sometiendo a alguien más débil.
Los padres suelen doblegar la voluntad de sus hijos por medio del poder, haciéndolos sentir culpables por cualquier conducta de independencia que no comparten y por no obedecer sus deseos.
La mezcla entre sentimientos de afecto y agresiones produce confusión en estos niños que finalmente terminan sometiéndose a las demandas de sus padres, sacrificando su ser individual, ya que los actos de rebeldía amenazan con perder su afecto.
La autoestima se puede aprender y la propia palabra tiene poder. Mediante la práctica de una técnica sencilla se consigue elevar el concepto sobre uno mismo, repitiéndose a si mismo todos los días frases de autovaloración.
La autoestima es un concepto gradual. En virtud de ello, las personas pueden presentar en esencia uno de tres estados:
 Tener una autoestima alta equivale a sentirse confiadamente apto para la vida, o, usando los términos de la definición inicial, sentirse capaz y valioso; o sentirse acertado como persona.4
 Tener una baja autoestima es cuando la persona no se siente en disposición para la vida; sentirse equivocado como persona.4
En la práctica, y según la experiencia de Nathaniel Branden, todas las personas son capaces de desarrollar la autoestima positiva, al tiempo que nadie presenta una autoestima totalmente sin desarrollar. Cuanto más flexible es la persona, tanto mejor resiste todo aquello que, de otra forma, la haría caer en la derrota o la desesperación.4

http://es.wikipedia.org/wiki/Autoestima

NUESTRA SINTESIS:

de lo anterior se concluye que el autoestima no solamente forma parte fundamental de nuestra vida cotidiana y de nuestro dia a dia si no que también influye directamente en nuestro comportamiento y maneras de reaccionar ante determinadas situaciones tocando en lo mas profundo de nuestro ser y arraigándose tanto en lo positivo como en lo negativo de nuestra persona.
LA AUTOESTIMA BAJA

CAMOVA
Mientras permanecemos con vida en esta dimensión debemos estar atento de como manejar, gerenciar, adecuadamente nuestra auitoestima que nos permita disfrutar nuestra permanencia intensamente.No se puede caer bajo la atmósfera , el comportamiento de una autoestima baja.
Es muy cierto como cita guiadepsicologia.com, cuando hablamos de autoestima nos referimos a la valoración afectiva que hacemos de nosotros mismos. Podemos considerar que somos personas valiosas, inteligentes y con muchas cosas que aportar o por el contrario, puede que consideremos que no valemos para nada, que no nos merecemos nada e incluso podemos pensar que nadie nos querría si realmente nos conociera. En este último caso, tendremos una baja autoestima que va a condicionar de forma muy importante nuestro día a día.
Al respecto, Verónica García, nos recuerda, que todos tenemos en el interior sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos conscientes de estos. Los sentimientos ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el tiempo volvemos el enojo contra nosotros mismos, dando así lugar a la depresión. Estos sentimientos pueden asumir muchas formas: odiarnos a nosotros mismos, ataques de ansiedad, repentinos cambios de humor, culpas, reacciones exageradas, hipersensibilidad, encontrar el lado negativo en situaciones positivas o sentirse impotentes y autodestructivos.
Cuando una persona no logra ser autentica se le originan los mayores sufrimientos, tales como, enfermedades psicológicas, la depresión, las neurosis y ciertos rasgos que pueden no llegar a ser patológicos* pero crean una serie de insatisfacciones y situaciones de dolor, como por ejemplo, timidez, vergüenza, temores, trastornos psicosomáticos*.
La autoestima es importante porque es nuestra manera de percibirnos y valorarnos como así también moldea nuestras vidas. Una persona que no tiene confianza en sí misma, ni en sus propias posibilidades, puede que sea por experiencias que así se lo han hecho sentir o por mensajes de confirmación o desconfirmación que son trasmitidos por personas importantes en la vida de ésta, que la alientan o la denigran.
Otra de las causas por las cuales las personas llegan a desvalorizarse, es por la comparación con los demás, destacando de éstos las virtudes en las que son superiores, por ejemplo: sienten que no llegan a los rendimientos que otros alcanzan; creen que su existencia no tiene una finalidad, un sentido y se sienten incapaces de otorgárselo; sus seres significativos los descalifican y la existencia se reduce a la de un ser casi sin ser. No llegan a comprender que todas las personas son diferentes, únicas e irrepetibles, por lo que se consideran menos que los demás.
Recuerdese, que la persona, va creciendo y formando su personalidad dentro del ambiente familiar, que es el principal factor que influye en la formación de la misma, ya que le incorpora a ésta los valores, reglas y costumbres que a veces suelen ser contraproducentes. Algunos de los aspectos ya mencionados son incorporados, a la familia, por medio del "modelo" que la sociedad nos presenta, y éste es asimilado por todos los grupos sociales. Pero, la personalidad de cada uno, no sólo se forma a través de la familia, sino también, con lo que ésta cree que los demás piensan de ella y con lo que piensa de sí misma, al salir de este ambiente y relacionarse con personas de otro grupo diferente.
Tomése en cuenta los síntoma de la baja autoestima a saber:
Baja de la autoestima
Abandono
Melancolia
Tristeza
Neurosis
Psicosis
Ideación de suicidio
Síntomas:
Irritabilidad
Cinismo
Aburrimiento
Perdida del idealismo
Frustración
Incompetencia
Autovaloración negativa
Consiere lo que señala sitiosargentina.com.ar. que las personas con baja autoestima viven insatisfechos con ellos mismos porque su autocrítica está exacerbada y tienen una actitud negativa con todo lo que para ellos pueda resultar enriquecedor. No pueden ver las cosas buenas o las cosas valiosas que tienen y ponen todo en la misma bolsa.
“No se sienten merecedores, se privan de todo, y así se pierden el placer de disfrutar de las cosas, actúan como si no les correspondiera – explica la Licenciada en psicología Silvia Maldonado de la Fundación CIAP-.Por ejemplo, te pueden felicitar porque te vas de vacaciones y disfrutar con vos, pero no se les ocurre ni pensar que ellos mismos podrían tomarse unos días. No se sienten valiosos y se pierden de sentir que son importantes para otras personas y de pelear por sus derechos, porque es como si no se sintieran con derechos”.
Este estado de constante insatisfacción influye en todos los aspectos de la vida del que no se quiere, quien termina experimentando una indecisión crónica. “No quedan satisfechos ni siquiera con las decisiones que toman- dice Maldonado-. Siempre les queda picando eso que pudiera haber sido, si hubieran elegido otra cosa”.
Su tendencia hacia el perfeccionismo extremo los lleva a la inacción porque no encuentran la razón o no se sienten motivados a encarar nuevas metas.“Las inhibiciones, el sentido de culpa y las exigencias, muchas veces, impiden nuestro desarrollo – afirma la Licenciada en psicología Marta Fabbro, del Centro de Investigación y Asesoramiento en Psicología (Fundación CIAP)-. Es importante que cuando juzguemos nuestras propias acciones sepamos discernir si en realidad no estaremos siendo demasiado severos. Debemos darnos cuenta que algunas cosas nos salen mal y fueron un ensayo que habremos de mejorar y otras quizás no fueron tan equivocadas como pensamos”.

guiadepsicologia.com nos indica además , que el requisito para mejorar nuestra autoestima es dejar de criticarnos a nosotros mismos. Es importante que identifiquemos los pensamientos del tipo: "soy inútil, "soy feo", "todo lo hago mal", "me doy asco", "si la gente me conociera de verdad, no me querría", etc. Cada vez que pensamos así, estamos maltratando duramente a nuestra autoestima. Cuando “pillemos” un pensamiento de este tipo tenemos que tratar de valorar de una forma más positiva la situación y cambiar este pensamiento por uno más racional, menos radical. Un ejemplo:
En fin, según la situación y la persona caben muchas posibilidades, pero estas no dejan de ser reales, sino que son más racionales. Si ponemos esto en práctica de forma intencional, con el tiempo será automático y nuestra alta autoestima nos ayudará a ser más positivos y, como no, más felices.



1.1 RESEÑA HISTÓRICA DE LA PALABRA.
La autoestima, como vivencia psíquica, ha acompañado al ser humano desde sus comienzos.
El constructo psicológico de autoestima (o autoconcepto) se remonta a William James, a finales del siglo XIX, quien, en su obra Los Principios de la Psicología, estudiaba el desdoblamiento de nuestro «Yo-global» en un «Yo-conocedor» y un «Yo-conocido». Según James, de este desdoblamiento, del cual todos somos conscientes en mayor o menor grado, nace la autoestima.
Ya entrado el siglo XX, la influencia inicial de la psicología conductista minimizó el estudio introspectivo de los procesos mentales, las emociones y los sentimientos, reemplazándolo por el estudio objetivo mediante métodos experimentales de los comportamientos observados en relación con el medio. El conductismo situaba al ser humano como un animal sujeto a reforzadores, y sugería situar a la propia psicología como una ciencia experimental similar a la química o a la biología. Como consecuencia, se descuidó durante bastante tiempo el estudio sistemático de la autoestima, que era considerada una hipótesis poco susceptible de medición rigurosa.
A mediados del siglo XX, y con la psicología fenomenológica y la psicoterapia humanista, la autoestima volvió a cobrar protagonismo y tomó un lugar central en la autorrealización personal y en el tratamiento de los trastornos psíquicos. Se empezó a contemplar la satisfacción personal y el tratamiento psicoterapéutico, y se hizo posible la introducción de nuevos elementos que ayudaban a comprender los motivos por los que las personas tienden a sentirse poco valiosas, desmotivadas e incapaces de emprender por ellas mismas desafíos.
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso su teoría acerca de la aceptación y auto aceptación incondicional como la mejor forma de mejorar la autoestima.
Robert B. Burns considera que la autoestima es el conjunto de las actitudes del individuo hacia sí mismo. El ser humano se percibe a nivel sensorial; piensa sobre sí mismo y sobre sus comportamientos; se evalúa y los evalúa. Consecuentemente, siente emociones relacionadas consigo mismo.
Todo ello evoca en él tendencias conductuales dirigidas hacia sí mismo, hacia su forma de ser y de comportarse, y hacia los rasgos de su cuerpo y de su carácter, y ello configura las actitudes que, globalmente, llamamos autoestima. Por lo tanto, la autoestima, para Burns, es la percepción evaluativa de uno mismo. En sus propias palabras: «la conducta del individuo es el resultado de la interpretación peculiar de su medio, cuyo foco es el sí mismo».
Investigadores como Coopersmith (1967), Brinkman y otroes (1989), López y Schnitzler (1983), Rosemberg y Collarte, si bien exponen conceptualizaciones de la autoestima diferentes entre sí, coinciden en algunos puntos básicos, como que la autoestima es relevante para la vida del ser humano y que constituye un factor importante para el ajuste emocional, cognitivo y práctico de la persona. Agrupando las aportaciones de los autores citados, se obtendría una definición conjunta como la siguiente:
La autoestima es una competencia específica de carácter socio-afectivo que constituye una de las bases mediante las cuales el sujeto realiza o modifica sus acciones. Se expresa en el individuo a través de un proceso psicológico complejo que involucra a la percepción, la imagen, la estima y el autoconcepto que éste tiene de sí mismo. En este proceso, la toma de conciencia de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo durante toda la vida, tanto a través de las experiencias vivenciales del sujeto, como de la interacción que éste tiene con los demás y con el ambiente.

1.3 ¿QUÉ ES AUTOESTIMA?
Algunos indicadores, medidos desde la perspectiva psicológica y desde el comportamiento del individuo nos hablan de lo que es la autoestima en las personas:
1.3.1 Cree con firmeza en ciertos valores y principios: está dispuesta a defenderlos incluso aunque encuentre oposición. Además, la persona se siente lo suficientemente segura de sí misma como para modificarlos si la experiencia le demuestra que estaba equivocada.
Es una persona que entiende Los valores como principios que nos permiten orientar el comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.
Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes.
Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos injustos la justicia sigue teniendo valor. Lo mismo ocurre con el bienestar o la felicidad.
Los valores valen por sí mismos. Son importantes por lo que son, lo que significan, y lo que representan, y no por lo que se opine de ellos.
Valores, actitudes y conductas están estrechamente relacionados. Cuando hablamos de actitud nos referimos a la disposición de actuar en cualquier momento, de acuerdo con nuestras creencias, sentimientos y valores.

Los valores se traducen en pensamientos, conceptos o ideas, pero lo que más apreciamos es el comportamiento, lo que hacen las personas. Una persona valiosa es alguien que vive de acuerdo con los valores en los que cree. Ella vale lo que valen sus valores y la manera cómo los vive.
Pero los valores también son la base para vivir en comunidad y relacionarnos con las demás personas. Permiten regular nuestra conducta para el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa.
Quizás por esta razón tenemos la tendencia a relacionarlos según reglas y normas de comportamiento, pero en realidad son decisiones. Es decir, decidimos actuar de una manera y no de otra con base en lo que es importante para nosotros como valor. Decidimos creer en eso y estimarlo de manera especial.

1.3.2 Es capaz de obrar según crea más acertado: confiando en su propio criterio, y sin sentirse culpable cuando a otros no les parezca bien su proceder. Al respeto vale citar una reflexión de Delia Steinberg Guzmán:
“Unade las cuestiones que más nos preocupa a todos, es la poca duración de las cosas que conseguimos y creíamos perdurables, lo poco que se mantiene lo que suponíamos inamovible. Con el éxito pasa precisamente eso: necesitamos un éxito que aunque pequeño, no se desvanezca de inmediato, que nos deje al menos una dosis de satisfacción y paz.
Es evidente que no basta con soñar para convertirse en un triunfador. Hay que actuar, hay que saber desarrollar una sana actividad fundamentada en la voluntad. No actuar porque sí, sino eligiendo las mejores y más adecuadas acciones.

El viejo consejo de conocerse a sí mismo no ha perdido actualidad; mal podemos enfocar un trabajo provechoso si no sabemos quienes somos, cuáles son nuestras habilidades y posibilidades. Y una vez que las conocemos, hay que entrenarse en ellas de modo de ejercer alguna actividad útil a nosotros mismos y a los demás.

Hacer bien todos los trabajos que emprendamos, no solamente por el premio que podamos recibir sino por la satisfacción de comprobar nuestra propia eficacia. Saber conformarse con lo que vamos obteniendo y, al mismo tiempo, no conformarse jamás, buscando siempre una cota más alta de rendimiento.

No dejarse aplastar nunca por los problemas por difíciles que nos parezcan. Al contrario, esforzar la imaginación para buscar salidas y soluciones. Concebir las dificultades como pruebas para nuestra inteligencia y nuestra voluntad. Y en el peor de los casos, convertir los fracasos en nuevas oportunidades para volver a empezar.

Saber aprovechar las oportunidades. La vida está llena de oportunidades, pero si vamos con los ojos cerrados, no las vamos a descubrir. Si nos encerramos en nuestros conflictos y los rumiamos constantemente, perdemos energías y no salimos de ese círculo vicioso, despreciando las mil puertas que el pretendido laberinto nos estaba ofreciendo.
Ensayarse continuamente en amar, que es la mejor forma de comprender a los demás. Ayudar alegre y generosamente a los otros, que es la mejor forma de sentirse a gusto con uno mismo.
Buscar el sentido de la vida y tratar de encontrar el sentido de nuestra propia vida. Nada sucede porque sí, y las respuestas se ofrecen solamente al que las persigue con espíritu de sabiduría, con el valor del que da por segura la conquista.

Mejorar a diario todo lo que hacemos; mejorar sin desmayo todo lo que nos rodea. Poner belleza en todos los rincones; poner luz en todos los sitios –externos e internos– en los que estamos.
Quien logre aplicar estas pocas llaves, será una persona segura de sí misma, una persona satisfecha en la medida en que la satisfacción es alimento de los humanos. Quien pueda hacerse con estos logros es realmente un triunfador. Y aunque nadie lo confiese porque la moda no lo permite, a todos les gustaría alcanzar este estilo de éxito.

1.3.3 No pierde el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro: Aprende del pasado y proyecta para el futuro, pero vive con intensidad el presente.
Para vivir en el presente debemos creer profundamente que lo más importante es el aquí y el ahora... no es fácil permanecer atentos al presente. Nuestra mente es difícil de dominar y sigue siempre sacándonos del momento presente.
Un elemento fundamental para vivir el presente sin duda alguna es la oración, es decir, Cuando oramos entramos en la presencia de Dios, cuyo nombre es Dios con nosotros. Orar es escuchar atentamente a quién se dirige a nosotros aquí y ahora. Cuando tenemos la valentía de confiar en que no estamos nunca solos, sino que Dios está siempre con nosotros, se ocupa siempre de nosotros y continuamente nos está hablando, entonces podemos ir desprendiéndonos gradualmente de las voces que nos hacen sentirnos culpables y ansiosos, impidiendo que nos instalemos en el momento presente.

Se trata de un verdadero desafío, porque la confianza radical en Dios no es algo evidente. La mayor parte de nosotros desconfiamos de Dios. La mayoría de nosotros piensa en Dios como una autoridad temible, que castiga, o bien como algo vacío y sin poder. El mensaje fundamental de Jesús fue que Dios no es ni un débil impotente ni un poderoso patrón, sino un amante, cuyo único deseo es darnos lo que más desea nuestro corazón.

Orar es escuchar esta voz amorosa. Esto es en definitiva lo que significa 'obedecer'. La palabra 'obediencia' viene del latín 'ob-audire', que quiere decir escuchar con gran atención. Si no escuchamos, nos hacemos 'sordos' a la voz del amor. La palabra latina para decir 'sordo' es 'surdus'. Ser completamente sordo es ser absurdus, sí, absurdo. Cuando dejamos de rezar, cuando dejamos de oír la voz amorosa que nos habla en cada momento, nuestras vidas se convierten en vidas absurdas en las que somos arrastrados y zarandeados por el pasado y el futuro.

Bastaría que pudiéramos, aunque sólo fuera durante unos minutos al día, estar enteramente donde estamos, para que descubriéramos de hecho que no estamos solos, y que el que está con nosotros sólo quiere una cosa: darnos amor".
De igual manera para mantener este aspecto de la auto estima, la persona debe cultivar la vida interior, morada interior, no quedarnos en lo que decía Benedicto XVI, en su Encíclica “Deus Cáritas Est”, el hombre moderno se olvida de la vida espiritual y rinde idolatría al cuerpo físico.

Con frecuencia estamos tan agitados y somos tan incapaces de encontrar la tranquilidad interior que estamos impacientes por ocuparnos de nuevo en algo, evitando así enfrentarnos con el caótico estado de nuestra mente y nuestro corazón.

Pero si somos fieles a nuestra disciplina, aunque sólo sea durante diez minutos al día, iremos descubriendo gradualmente (gracias a la luz de la lámpara de nuestras oraciones) que hay un espacio dentro de nosotros en el que habita Dios y en el que estamos invitados a vivir con Dios. Cuando descubrimos este lugar interior y santo, lugar más bello y hermoso que cualquier otro por el que podamos viajar, queremos quedarnos allí y alimentarnos espiritualmente".
Otro de los elementos relevantes, es la expectación, pero no como una crisis existencialista o angustia futurista, sino como esperanza, es decir la alegría de proyectar el presente puesto en el Ser supremo y trascendental.

Mientras el optimismo nos hace vivir como si las cosas fueran a arreglarse pronto, la esperanza nos libera de la necesidad de predecir el futuro y nos permite vivir en el presente, con una confianza profunda en que Dios nunca nos dejará solos, sino que colmará los más profundos deseos de nuestro corazón.

Alguien afirmaba: “en esta perspectiva, la alegría es el fruto de la esperanza. Cuando tengo una confianza profunda en que Dios está hoy realmente conmigo y me mantiene a salvo en su abrazo divino, guiando a cada uno de mis pasos, puedo liberarme de la ansiosa necesidad de saber cómo será el día de mañana, o qué ocurrirá el mes que viene o el año próximo. Puedo estar enteramente donde estoy y poner mi atención en tantos signos de amor de Dios como encuentro dentro de mí y a mi alrededor.

Cuando confiamos profundamente en que el día de hoy pertenece al Señor y que el día de mañana está a salvo escondido en el amor de Dios, nuestros rostros pueden relajarse, y podemos devolver la sonrisa a quien nos sonríe".

1.3.4 Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar fácilmente por fracasos y dificultades: cuando realmente lo necesita, está dispuesta a pedir la ayuda de otros.
La superación personal es un proceso de cambio a través del cual una persona trata de adquirir una serie de cualidades que aumentarán la calidad de su vida, es decir, conducirán a esa persona a una vida mejor.
Esta vida mejor no debe entenderse como una vida con más comodidades materiales, aunque éstas también pueden aparecer como un subproducto del cambio personal. Lo que el individuo trata de hallar a través de la superación personal es, en cambio, un estado de satisfacción consigo mismo y con las circunstancias que lo rodean.
Son muchos los factores que conspiran en contra de un estado de esta naturaleza. Es frecuente encontrar personas que viven oprimidas por sentimientos de angustia, temor o incluso ira contra sí mismas o contra los demás. La causa de esto son creencias erróneas acerca de lo que es la vida, por ejemplo, la creencia de que la manera de alcanzar la felicidad es tener más y consumir más.
Durante el proceso de cambio la persona en busca de la superación, trata de conseguir la liberación de esas creencias erróneas para así poder estar en condiciones de afrontar la vida con otro enfoque, bajo otra perspectiva. Esto se llama el proceso de liberación o de despertar. A esa persona que ha conseguido ese objetivo se la puede llamar una "persona evolucionada", dado que ha experimentado una evolución en su actitud frente a la vida.
Llegar a convertirse en una persona evolucionada no es un proceso fácil. Implica dejar atrás muchas formas de comportamiento que se han ido adquiriendo como consecuencia de la vida en sociedad y que ya se han convertido en parte integrante de la persona. De hecho, lo que se está pidiendo es que se conviertas en otra persona diferente de la que es. Por eso a este proceso algunas veces se lo denomina "renacer".
Ante la magnitud del esfuerzo que esto implica, es comprensible que algunos decidan seguir siendo como son, a pesar de todos los inconvenientes que ello les ocasiona. Para otros es imposible seguir en las condiciones en que se encuentran y solamente les queda tratar de cambiar si es que la vida ha de tener algún significado para ellos.
La seguridad que proporciona lo conocido y la inseguridad que provoca lo desconocido, son algunos de los motivos por los cuales las personas se resisten al cambio. También es cierto que las cualidades de la persona evolucionada no son precisamente las que promociona la sociedad. Generalmente asumir una actitud evolucionada representa enfrentarse con la manera de pensar de la mayoría y esto no suele ser grato para nadie.
En realidad, iniciar el camino de la superación personal implica tener la intención de adoptar formas de pensamiento que han sido características de las grandes personalidades de la humanidad. Estas grandes personalidades no lo fueron precisamente por haber seguido las instrucciones de algún libro sobre cómo conseguir amigos e influir en las personas.
El camino de la superación personal no es para todo el mundo, sino solamente para aquellos que han decidido hacer el esfuerzo porque están convencidos de que no les queda otra alternativa
1.3.5 Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro: ni inferior, ni superior; sencillamente, igual en dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.
El derecho a la igualdad es aquel derecho inherente que tienen todos los seres humanos a ser reconocidos como iguales ante la ley y de disfrutar de todos los demás derechos otorgados de manera incondicional, es decir, sin discriminación por motivos de nacionalidad, raza, creencias o cualquier otro motivo.
Éste derecho hizo posible la Revolución Francesa, junto con la fraternidad y la libertad, inspirada en los constitucionalistas y humanistas ilustrados. Sin Embargo como lo exponen los autores Kenjy Yoshino en su artículo “The Pressure to Cover” y Ariel E.Dulitzky en su lectura, “A region in Deniel: Racial Discrimination and Racism in Latin America”, las minorías siguen siendo víctimas de rechazos.
Por otro lado Ariel E. Dulitzky muestra como el racismo ha sido ignorado en latino América que ha existido una constante negación ya sea, literal (no existe racismo), interpretativo (No es racismo sino otros factores) o justificado ( justificando que no existe o que las víctimas no son víctimas del racismo).
Es la búsqueda de las constituciones contemporáneas de mecanismos por lo que se le pueda “otorgar a todos los ciudadanos los mismos derechos y garantías. En un estado social de derecho, como el colombiano, esta búsqueda se lleva a cabo por medio de la protección de la igualdad formal y material de los ciudadanos. Se